¿Por qué ChatGPT no me pesca? Conversaciones necesarias sobre inteligencia artificial, alfabetización y uso responsable
Entrevistamos a Patricio Encina, periodista y divulgador desde el norte de Chile, quien recientemente presentó su libro ¿Por qué ChatGPT no me pesca?, una obra que recoge experiencias reales, conversaciones cotidianas y aprendizajes acumulados tras un año de uso intensivo de herramientas de inteligencia artificial generativa.
La conversación se sitúa lejos de los discursos grandilocuentes o alarmistas. Encina propone una mirada honesta y pedagógica: el principal problema no es la inteligencia artificial en sí, sino cómo nos comunicamos con ella. Venimos entrenados para usar buscadores, no para dialogar con modelos de lenguaje. Esa diferencia —aparentemente simple— explica buena parte de la frustración inicial de muchas personas frente a herramientas como ChatGPT.
El libro surge, precisamente, desde esa experiencia cotidiana. El título nace de una frase tan simple como reveladora, pronunciada por su madre —profesora— al no obtener los resultados esperados al usar ChatGPT. A partir de ahí, Encina construye una tesis clara: nadie nos enseñó a conversar con máquinas, y esa carencia formativa es hoy un desafío transversal, tanto en educación como en el mundo laboral y ciudadano.
Durante la entrevista, abordamos también el uso de la inteligencia artificial en el periodismo, un campo particularmente tensionado entre productividad, ética, creatividad y control editorial. Desde su experiencia, Encina es enfático en distinguir entre automatización ciega y uso asistido con criterio humano, subrayando que la IA puede ser un excelente apoyo para analizar grandes volúmenes de información, generar borradores o explorar ideas, pero no un reemplazo del juicio profesional.
Otro eje relevante de la conversación fue el de las alucinaciones y errores de los modelos de lenguaje. Lejos de minimizar el problema, Encina lo explica con claridad: estas herramientas son predictivas, no precisas. Comprender esa diferencia es clave para evitar la pérdida de confianza, el uso acrítico o la delegación indebida de decisiones relevantes.
El diálogo se amplía hacia una reflexión social más profunda: las brechas de alfabetización digital que arrastramos desde etapas anteriores —redes sociales, plataformas digitales, sistemas automatizados— y que hoy se hacen aún más evidentes con la inteligencia artificial. Adultos mayores, personas con menor acceso a formación tecnológica y comunidades completas quedan expuestas a riesgos reales si el foco se pone solo en la sanción o el miedo, en lugar de la formación y el acompañamiento.
El mensaje final es claro y coherente con todo el recorrido de la entrevista: la inteligencia artificial debe entenderse como una herramienta de apoyo, un partner que amplía posibilidades, no como una amenaza ni como un sustituto del pensamiento humano. Para ello, se requiere curiosidad, alfabetización, reflexión crítica y responsabilidad, tanto desde la academia como desde los medios, las instituciones y la sociedad en su conjunto.
Esta conversación se suma a un ciclo de entrevistas que buscan abrir el diálogo, desmitificar la inteligencia artificial y aportar miradas situadas, realistas y pedagógicas sobre su integración en la educación, el trabajo y la vida cotidiana.






