ChatGPT gratuito vs ChatGPT Plus: diferencias, ventajas y cómo crear tus propios asistentes personalizados con IA


Cuando hablamos de ChatGPT, lo primero que debemos tener presente es que existen dos formas de acceso: con cuenta gratuita o con cuenta de pago. La mayoría de las herramientas de inteligencia artificial funcionan de este modo, ofreciendo una entrada básica y otra más avanzada.

Con la cuenta gratuita, las posibilidades de uso son más simples, pero no por eso menos valiosas. Aquí lo fundamental es interactuar en la caja de chat, hacer preguntas y recibir respuestas. Para muchos, este es el primer contacto: muchas veces se consulta como si en ese espacio estuviera contenida toda la verdad. Hoy, esas respuestas son cada vez más plausibles, con mayores probabilidades de estar correctas, ya que ChatGPT puede conectarse a buscadores en tiempo real. Pero este es solo el primer piso de interacción. Debemos saber que no siempre la máquina está preparada para entender nuestro requerimiento a cabalidad, sobre todo cuando lo que buscamos es un apoyo en el ámbito laboral.

El segundo nivel aparece cuando comenzamos a dar instrucciones más precisas. Podemos señalarle reglas del juego, indicar cómo queremos que organice la información, qué características debe priorizar en la redacción, o incluso entregarle un documento, libro o artículo para que se familiarice con un contexto y lo procese según nuestras necesidades.

Un tercer espacio de uso gratuito está en los GPTs creados por otras personas o empresas. En el buscador de GPTs encontraremos asistentes organizados por categorías: escritura, programación, aprendizaje, diseño, y muchas más. Cada uno de ellos cumple funciones específicas según la intención de su creador. Así, puedes elegir y experimentar con distintos asistentes ya configurados.

Ahora bien, cuando pasamos a la cuenta de pago, se abre un escenario distinto. Aquí podemos crear nuestros propios GPTs personalizados. Y este es un punto clave que quiero destacar: muchos usuarios que ya pagan por ChatGPT no saben que su gran diferencia está precisamente en esto, en poder diseñar asistentes propios.

En estas últimas semanas he tenido la oportunidad de dialogar con distintos equipos estratégicos, institucionales, que están pensando cómo aprovechar la IA en serio. Y lo sorprendente es que la gran mayoría de ellos tiene cuenta de pago… pero nunca ha creado un GPT. Siguen usando la interfaz básica del chat, abriendo hilos separados, borrando memorias cuando comienza a responder mal. Y allí está, justamente, el mayor desaprovechamiento: porque es en la creación de asistentes donde está la verdadera utilidad. Por eso decidí hacer este poste y en proceso un video, como una invitación breve y clara, especialmente para quienes ya pagan la cuenta, a que den ese salto. Porque es allí, en el diseño de asistentes y proyectos, donde estas herramientas muestran todo su potencial.

La buena noticia es que es un proceso sencillo e intuitivo. Basta con entrar en la opción “crear GPT” y comenzar contándole a la máquina, de manera libre, qué necesitas y para qué quieres que te ayude. El propio sistema te hará preguntas y te irá guiando en la configuración. Una vez tengas mayor claridad, puedes afinarlo: darle un nombre, una descripción, definir cómo se comporta, si tiene o no fuentes de información, qué funciones debe tener habilitadas.

Lo más relevante al crear un GPT es tener claridad de qué quieres que haga y cómo quieres que te ayude. La mejor manera de pensarlo es imaginar que un grupo de personas, o al menos una, viene a colaborar contigo en tu trabajo, y debes explicarles con precisión qué tienen que hacer. Esa misma lógica aplica aquí:

  • ¿Qué debe hacer el GPT?
  • ¿Con qué información debe trabajar?
  • ¿En qué formato quieres que entregue el resultado?
  • ¿Cómo debe procesar los datos?
  • ¿Para qué finalidad lo necesitas?

Mientras más precisas sean esas definiciones —que no significa necesariamente extenderse, sino ser claro y concreto— mayor será la riqueza del comportamiento del GPT. En el fondo, se trata de traducir en instrucciones procesos, procedimientos y protocolos que normalmente realizamos de manera natural, y que ahora podemos delegar. Cualquier profesional, de cualquier carrera, puede encontrar en estas herramientas un colaborador valioso, siempre que tenga la capacidad de explicitar en qué desea esa colaboración.

Esto marca un salto cualitativo: dejamos de usar la IA como un oráculo que pretende responder a todas nuestras dudas, para pasar a utilizarla como un asistente de tareas concretas, algo que nos ayuda a hacer aquello que ya sabemos hacer, pero que muchas veces nos consume tiempo y nos resta energía para asuntos más estratégicos. Aquí está la clave: tú defines qué hace, cómo lo hace y para qué lo necesitas.

Además, con la cuenta de pago también puedes crear proyectos. Esto significa ordenar tu flujo de trabajo, fijar hitos y dejar organizados productos y conversaciones en un mismo espacio.

En los proyectos tu aportas instrucciones específicas de manera similar a lo que ocurre con los GPTS personalizados. Tu desafío debe ser aprender a ser preciso en lo que quieres.

No se trata solo de usar ChatGPT como un gran almanaque de conocimiento, ni como el buscador universal de todas las verdades. De hecho, esa es la peor función de todas, porque es allí donde suelen aparecer alucinaciones e invenciones: cuando dejamos que actúe sin control sobre qué sabe ni cómo lo entrega.

En cambio, al personalizarlo, lo que logramos es mayor control sobre sus habilidades, su comportamiento y sus fuentes, transformándolo en una herramienta realmente útil para nuestras tareas. Y no olvidemos que puedes configurarlo en tres grandes dimensiones: como un asistente que te ayuda a producir, como un tutor que enseña y guía, o como un personaje que simula contextos y debates.

ChatGPT ofrece un conjunto diverso de usos: desde lo más básico con preguntas y respuestas, pasando por la exploración de GPTs creados por otros, hasta la creación de asistentes personalizados y proyectos propios. Todo depende del tipo de cuenta que tengas y de las decisiones que tomes en cada momento.

atte. Ana Henriquez Orrego

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Profesora Ana Henríquez Orrego
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About Annyhen

Magíster en Historia, Licenciada en Educación, Profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Académica de Universidad de Las Américas. Ámbitos actuales de desempeño: Aseguramiento de la Calidad en Docencia Universitaria, diseño curricular, acompañamiento académico, análisis del proceso formativo, evaluación de logro de perfiles de egreso, Inteligencia Artificial integrada en procesos de enseñanza, aprendizaje, evaluación, gestión educativa, diseño curricular y los diversos ámbitos del aseguramiento de la calidad.
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