Educación en la era de la IA: retos, posibilidades, preguntas y reflexiones


La incorporación de la inteligencia artificial en el proceso de enseñanza-aprendizaje ha generado un intenso debate entre educadores, investigadores y expertos en tecnología. Por un lado, los defensores de la IA en la educación argumentan que esta tecnología tiene el potencial de revolucionar la forma en que enseñamos y aprendemos, brindando herramientas personalizadas, adaptativas y eficientes. Por otro lado, los detractores advierten sobre los riesgos y limitaciones de confiar excesivamente en la IA, destacando la importancia de la interacción humana y el desarrollo de habilidades cognitivas, sociales y emocionales.

Es fundamental reconocer la existencia de este debate y comprender las diferentes perspectivas que lo conforman. Existen visiones extremadamente optimistas que ven en la IA la solución a todos los problemas educativos, prometiendo un futuro en el que los estudiantes aprenderán de manera autónoma, inclusive sin necesidad de docentes. En el otro extremo, encontramos posturas pesimistas que advierten sobre la deshumanización de la educación y la pérdida de valores fundamentales como la empatía y la creatividad, o simplemente la posibilidad de que los estudiantes comiencen a derivar sus tareas y trabajos en las IA generativas, anulando la posibilidad de aprender.

Sin embargo, la realidad es más compleja y matizada. No se trata de sumar y sacar un promedio de estas posturas extremas, sino de repensar las formas de enseñar, aprender y evaluar en un contexto en el que la IA es una realidad ineludible. Es necesario aprender a sacar el máximo provecho de esta tecnología, pero sin perder de vista el objetivo central: que el aprendizaje ocurra de manera significativa y transformadora.

Yo he tomado el camino de interiorizarme en todo lo que esto puede significar en contextos educativos y en contextos laborales. Me propuse aprender tomando, creo yo, un camino largo pero atractivo. Comencé tomando cuanto curso, taller, seminario se ofrecía sobre IA, en esos contextos se lee y escucha mucho acerca de lo que podemos esperar de la IA y la personalización de enseñanza y evaluación, tutores personalizados ad hoc a necesidades, etc. Con el transcurso del año y meses desde la irrupción de ChatGPT, eso se va haciendo un poco más plausible, pero aún falta. Falta para que se cumplan visiones tales como «cada niño en África y en lugares apartados tendrá su tutor personal». ¿Cómo va a pasar eso si la tecnología también tiene costos asociados y cada día van ampliándose esos costos? Por una parte, pueden estar los 20 dólares mensuales, pero a eso se debe sumar el costo de internet y del aparato. Dentro de poco, todos los que no tengamos las PC con IA integrada estaremos en desventaja frente a los que sí cuentan con esa herramienta. ¿Qué tanto están dispuestos a invertir las naciones y los gobiernos en IA? ¿O solo se preocuparán de regular y restringir? ¿Los PC que entrega el gobierno de Chile a escolares vendrán con IA integrada? ¿Serán accesibles esos aparatos? Cada día surgen mil preguntas, y estamos todos invitados a ser parte del debate.

En este sentido, hay algunos consensos que vale la pena destacar. En primer lugar, es fundamental que los estudiantes aprendan a no esperar de la IA el almanaque de toda verdad y conocimiento. La IA es una herramienta poderosa, pero no infalible. Los estudiantes deben desarrollar habilidades para buscar, seleccionar, contrastar y validar información de diversas fuentes, incluyendo la IA, pero también otras fuentes confiables. Los profesores debemos estar al día de lo que es capaz de hacer y no hacer la IA. Estas últimas semanas ha sido una ebullición de avances y anuncios. Algunos solo son promesa de momento, sobre todo la apertura de la IA para usuarios gratuitos.

En segundo lugar, la IA puede ser un aliado valioso para desarrollar habilidades de pensamiento crítico y resolución de problemas. Los estudiantes pueden aprender a utilizar la IA para procesar grandes volúmenes de información, identificar patrones y relaciones, y generar hipótesis y soluciones creativas. Sin embargo, es fundamental que los docentes guíen este proceso y ayuden a los estudiantes a desarrollar criterios para evaluar la calidad y pertinencia de la información generada por la IA.

En tercer lugar, la IA también puede ser una herramienta poderosa para el avance de las disciplinas y profesiones. Los estudiantes pueden utilizar la IA para explorar nuevas fronteras del conocimiento, simular escenarios y soluciones, y colaborar con expertos de todo el mundo. Sin embargo, es importante que los docentes ayuden a los estudiantes a comprender las implicaciones éticas y sociales de estas aplicaciones, y a desarrollar una visión crítica y responsable de la tecnología.

Finalmente, el gran desafío que plantea la IA en la educación es reflexionar sobre la forma en que evaluamos y aprendemos. La evaluación tradicional, basada en la memorización y la reproducción de contenidos, resulta insuficiente en un contexto en el que la información está al alcance de un clic. Es necesario desarrollar nuevas formas de evaluación que valoren la capacidad de los estudiantes para aplicar conocimientos, resolver problemas, trabajar en equipo y comunicar ideas de manera efectiva. Asimismo, es fundamental repensar los entornos de aprendizaje, para que sean más flexibles, personalizados y centrados en el estudiante, aprovechando las posibilidades que ofrece la IA para adaptar los contenidos y las actividades a las necesidades y ritmos de cada estudiante. ¿Se puede usar la IA en tareas y trabajos? Desde mi perspectiva, SÍ se puede usar en todo lo que sea posible usar. Seguramente habrá una escalada de restricciones y prohibiciones que determinarán dónde sí y dónde no. ¿Se imaginan que prohibieran a los científicos no usar ciertos aparatos o herramientas aun cuando ello aceleraría sus hallazgos y avances? Y si eso acelera la cura del cáncer, ¿por qué no usarla? Y si podemos mejorar los cálculos para ejecutar cualquier obra, ¿por qué no usarlo? Y si podemos acelerar el procesamiento de información y la categorización de la misma, ¿por qué no hacerlo? Para mí es imposible no pensar en cómo habría desarrollado mis investigaciones sobre Historia y Patrimonio en los años de archivo histórico con IA. ¿Qué habría sucedido? Seguramente me habría demorado menos, probablemente habría logrado ampliar mi espectro de documentos analizados y quizás hubiera requerido menos ayudantes también. Ayudantes cuya labor era transcribir lo que yo apuntaba en la Biblioteca Nacional o las bibliotecas personales a las que tuve acceso. Lo que está mal ahora y siempre es hacer pasar por propias creaciones que no lo son. ¿Potenciar una creación con IA está mal o se puede hacer? ¿Cada institución educativa normará eso? ¿Existirá un consenso o será que en la universidad A se puede revisar y mejorar la tesis con IA mientras que en la universidad X se prohíbe? Aún no lo sabemos, pero debemos formar parte del debate con argumentos.

En definitiva, la IA en la educación plantea tanto oportunidades como desafíos. No se trata de adoptar una postura extrema, sino de abordar este fenómeno con una mirada crítica, reflexiva y propositiva. Los educadores tenemos la responsabilidad de guiar a los estudiantes en este proceso, ayudándolos a desarrollar las habilidades y actitudes necesarias para aprovechar las ventajas de la IA, al tiempo que se mantienen alertas a sus limitaciones y riesgos. Solo así podremos construir una educación que responda a los desafíos del siglo XXI y que forme ciudadanos capaces de liderar el cambio y construir un futuro más justo, equitativo y sostenible.

Ana Henriquez Orrego

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Preguntas clave:

  • ¿Cómo se puede asegurar la integración de la tecnología IA en la educación cuando los costos asociados están en constante aumento?
  • ¿Qué tanto están dispuestos a invertir los gobiernos en IA para la educación?
  • ¿Los gobiernos solo se preocuparán de regular y restringir el uso de la IA en la educación?
  • ¿Los PC que entrega el gobierno de Chile a escolares vendrán con IA integrada?
  • ¿Serán accesibles económicamente los aparatos con IA integrada para todos los estudiantes?
  • ¿Se puede usar la IA en tareas y trabajos escolares?
  • ¿Qué sucedería si se prohibiera a los científicos usar ciertos aparatos o herramientas que aceleran sus hallazgos y avances?
  • ¿Por qué no usar la IA si esto acelera la cura del cáncer?
  • ¿Por qué no usar la IA si podemos mejorar los cálculos para ejecutar cualquier obra?
  • ¿Por qué no usar la IA si podemos acelerar el procesamiento y la categorización de la información?
  • ¿Está mal potenciar una creación con IA o es aceptable hacerlo?
  • ¿Cada institución educativa establecerá sus propias normativas sobre el uso de la IA?
  • ¿En una institución se podrá revisar y mejorar la tesis con IA y en la universidad vecina será causa de expulsión?
  • ¿Mejorar las creaciones con IA será sancionado?
  • ¿Existirá un consenso sobre el uso de la IA en la educación, o variará entre diferentes universidades?

Acerca de Annyhen

Magíster en Historia, Licenciada en Educación, Profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Académica de Universidad de Las Américas. Ámbitos actuales de desempeño: Aseguramiento de la Calidad en Docencia Universitaria, diseño curricular, acompañamiento académico, análisis del proceso formativo, evaluación de logro de perfiles de egreso, Inteligencia Artificial integrada en procesos de enseñanza, aprendizaje, evaluación, gestión educativa, diseño curricular y los diversos ámbitos del aseguramiento de la calidad.
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